(III)
III
Te huelo.
¿Me olerías?
Tú, eterno hielo
¿Me calentarías?
Tu cielo,
¿Lo honrarías?
Vuelo.
Me voy ¿Irías?
La ciudad gris,
es inocente aprendiz,
y a veces es matiz,
De cierta directriz.
Que resulta un tamiz
De mis vínculos,
De mis círculos,
De mis textos ridículos.
Agradezco
Y te ofrezco
Que me baño y sigo
Hay veces donde no consigo
La magia del tiempo contigo.
El inverosímil texto
Que gracias a ti puedo escribir
Y llegar a admitir
Que me gusta eso por ti sentir.
Es gracias a ti que soy esto.
Más honesto,
Menos molesto.
Sé que a veces apesto,
Pero lo sigo intentando.
Cada día mi tristeza va menguando,
Abrazando mi instante
En tu manto gigante
Gris claro, un tanto asfixiante.
Me nublas pero me iluminas,
Me sabes hacer entenderte.
Al menos ya no me castigas,
Ni sueles detenerte
A atraparme entre tus vigas
Para así poder sostenerte.
Mientras tanto así sigas,
Podré besarte y honrarte.
No quiero admitir
Que me gustas
Y que a veces me asustas.
Tampoco permitir
Si me frustras,
Y que eso me hace sentir
Realidades vetustas
Que ya no quiero vivir.
Ciudad incierta,
Ciudad joven.
Ciudad, ¡despierta!
Ciudad, ¡ya ven!
Cambia mi orientación
A partir de esta canción
Que para ti diseño
En este estudio y con sueño.
Doy brincos,
Soy sismos.
Tus istmos,
Misticismos.
Realmente me enamoraste,
Hace rato ya hubiese olvidado,
O al menos, pudiera haberte pausado
En la interlocución donde me dejaste.
Pero ya estamos aquí ,
Te miro, te respiro.
Me voy olvidando de mí,
Necesito mi retiro.
Y pierde cuidado,
Tírame hacia ese otro lado.
El lado que merezco recibir de ti,
La oscuridad que te enaltece,
Donde tu cuerpo languidece
Y en la cual ni siquiera advertí
Que estaba por entorpecerse.
Cada vez que te pienso
Se torna un poco intenso
Y no quiero mejorar
Tampoco tocar
Tu mano con la mía
Mientras me derretía
Por tu irreverente piedad.
Entonces ¿qué es lo que hemos hecho?
Todo este tiempo desecho
Cada segundo supuesto,
Cada milímetro impuesto.
No te culpo,
Sólo no te lo oculto.
Y en cada frase dicha,
Cada oración mal escrita
En tu corazón que palpita
Siempre sobre la marcha
De cada elemento que compone
Y que de mi alma dispone
Sabes que eres alivio
Conoces como te olvido.
Y en este intento fallido,
Cada vez que lo recuerde
Sintagma que se pierde
De acuerdo a su estallido.
Todas las veces son motivo
De mi proceso evolutivo
De mi júbilo escondido
En cada rincón que muerde.
Y tú, ciudad gris clara
Ven a mirarme a la cara.
Deja de avergonzarme,
Deja de atormentarme.
Solamente dame más,
Bórrame de tu faz,
Ya no quiero tu disfraz,
No me interesa por ti esforzarme.
Solo quiero amarme
Profundamente
Y abandonarme
Hacia tu superflua mente
Que sostenía en aquel tiempo
Donde me volví insistente
Y en el cual perdí tanto
Que ya ni recuerdo cuánto.
Eso ya no importa
La vida no se soporta
He de retirarme hacia un canto
Donde ya no seas potente.