Es fuerte hablar del cuerpo. Siempre ha sido fuerte hablar del cuerpo.
Dado que no existe una separación real entre nosotrxs y nuestros cuerpos, la manipulación y control sobre ellos es clave para determinar un sistema que, efectivamente, logre separarnos de ellos.
El biopoder hace que yo observe a mi cuerpo por fuera de mí.
Cuando soy cuerpo … ahora tengo cuerpo.
Ser y tener.
Es muy importante hacer esta aclaración cuando hablamos de biopoder.
Dado que si lo determinamos desde cómo se forma esa palabra. Está hablando del poder que se ejerce sobre la vida. La vida en tanto humanxs y en tanto todo lo que se vive y se habita.
Pero para hablar de biopoder comencemos por cuestionar el sistema en donde este biopoder se hace posible … no?
Cuando analizamos filosóficamente la cotidianidad de nuestra vida nos damos cuenta de que estamos sumidxs en un tipo de sociedad conformada por unas características que la hacen única.
Una de las características primordiales de esta es estar profundamente generada por las influencias de unas políticas regidas por el funcionamiento del mercado y la producción de tipo capitalista.
Nuestra sociedad se encuentra funcionando en base a esto debido a que se ha asentado una verdad, la cual dicta que en el desarrollo económico de una sociedad y del Estado se encontrará el bienestar para todas las personas, es decir, si la productividad es beneficiosa en términos económicos se traducirá esto en positividad para la sociedad.
Esta positividad de la sociedad es aquella marcada por el neoliberalismo. Esta doctrina es la heredera del viejo liberalismo asentado en la sociedad europea durante el siglo XVIII como la forma apta de construir una sociedad “funcional”, la cual posteriormente se asienta y expande mundialmente como la doctrina “verdadera” para el funcionamiento de las sociedades.
Esta doctrina liberal se erigió como la última parte de una sistematización de pensamientos sobre el recto funcionamiento de la sociedad, y por ello, esta se integró en el funcionamiento de los Estados, instalando así unos “saberes-verdaderos” que efectivamente direccionaron a la sociedad bajo el orden de un sistema económico de corte capitalista debido a que este modelo se presenta como la mejor manera para poder realizar la efectiva búsqueda de estabilidad.
Hay que dejar en claro que esta doctrina a lo largo de la historia debió reestructurarse dando por resultado la doctrina neoliberal que modifica sus herramientas, mecanismos y principios para ajustarse al escenario histórico, pero siempre manteniendo el objetivo de reproducir y funcionar en base a un sistema de producción capitalista debido a que este es el núcleo para el desarrollo de la vida.
Frente a este escenario histórico fácilmente rastreable nacen algunas preguntas:
¿Cómo ha sido posible el asentamiento de este sistema económico político en la sociedad?,
¿Cómo este sistema de producción significa la base para el bienestar?
Y la más importante ¿Cómo este sistema a pesar de las constantes fallas y reestructuraciones ha podido sostenerse hasta nuestra actualidad? ¿Qué rol juega la “subjetividad” en todo esto?
El orden capitalista a lo largo de su desarrollo funciona gracias a un sistema que utiliza de manera indiscriminada sus fuerzas de producción con el pretexto de que solo así la estabilidad de la vida puede concretarse.
Además, en esta sociedad se instala como verdad para su funcionamiento óptimo la necesidad de que las personas y su fuerza se inserten a trabajar en el aparato productivo, ya que si estos no utilizan su fuerza de producción quedan marcadas como ociosas o inadaptables debido a que no contribuyen a la sociedad con trabajo.
Si este sistema ha llegado a calar a tal nivel en nuestra sociedad es debido a que se han generado herramientas y mecanismos que permiten producir la disponibilidad total del cuerpo y la vida de las personas para su posterior utilización.
La teoría de Michel Foucault nace como una contestación a esta situación.
El valor del estudio de la filosofía de Michel Foucault radica en que este, gracias a la tarea del “diagnóstico del presente”, ha podido desarrollar teóricamente la conformación de un entramado de mecanismos y herramientas que se instalan desde cierta época y dirigen la sociedad.
Foucault realiza esta tarea de “diagnóstico” debido a su afán de responder a la siguiente pregunta:
¿cómo es que se ha conformado y ordenado la sociedad en la cual hoy nos desarrollamos y vivimos?
Este diagnóstico se realizará en base al estudio de la historia debido que en ella se encuentran patentes estos diversos y cambiantes mecanismos.
En el análisis de la historia se puede observar con claridad cuándo, cómo y bajo qué razones se han podido desarrollar ciertas prácticas configuradoras. Michel Foucault realiza este diagnóstico para establecer lo que constituye nuestro presente y poder generar un cambio a este presente.
Nuestros cuerpos están obviamente dentro de lo que este sistema regula.
Y al separarnos de ellos, dotándolos de un sentido en favor de lo colectivo y de sus valores “tradicionales” es que toda una serie de discursos externos en relación al cuerpo comienzan a determinarse:
La moral, el pudor, normas de ocultar/mostrar, edades para autoconocernos, para autoexplorarnos, el castigo de la autoexpresión en base a cómo queremos ornamentarnos, incluso el género y cómo la heteronorma también sostiene sus bases gracias al biopoder.
Los cuerpos están cargados de heterogeneidad y diferencia. Los órganos del cuerpo no alcanzan la misma relevancia e importancia. Somos sobre todo lo que vemos. Una sociedad forjada sobre la imagen física y corporal tiende a descuidar o subestima otros sentidos corporales u otros órganos del ser humano.
Cuando olemos, oímos o tocamos le adjudicamos menor valor que cuando vemos. A través de la imagen y por la misma es que importa tanto lo físico. De ahí la relevancia que adquiere la belleza del cuerpo desde perspectivas que excluyen la diversidad de cuerpos.
La estética corporal sustituye otras potencialidades corporales y de los órganos. Ya de por sí, el culto por lo físico, por las destrezas y habilidades deportivas supera en términos monetarios o comerciales cualquier proeza intelectual o cultural. Si en el viejo dualismo filosófico, lo espiritual era superior, ahora se exaltan los cuerpos esculpidos y moldeados, que implican horas de ejercicio o de disciplina gimnástica. El descuido o el abandono de otros órganos o propiedades corporales es aún mayor. El cuidado de los órganos adquiere un sentido instrumental y sólo cuando padecemos alguna enfermedad nos acordamos de que son parte de nuestro cuerpo. Adquieren centralidad en cambio, aquellos órganos y partes del cuerpo asociados directamente a la atracción física, a la vitalidad sexual y a la buena imagen externa. (Tejeda, 2012)
Nos estamos convirtiendo en aquello que vemos, que imitamos y copiamos, que asimilamos y nos transforma. La sociedad del espectáculo, con su alta exposición mercantilista, se apropia de los cuerpos humanos, los moldea y los acomoda a sus intereses.
El cuerpo humano se vuelve importante, en cuanto es instrumento de venta y de enganche, de seducción y de distracción. El cuerpo joven y bello es quien cumple eso a cabalidad.
Resultan mega discutibles los criterios universalistas con los que se imponen las estéticas “universales”.
Lo evidente es que estamos ante una inclusión de lo corporal, una reivindicación de lo antes demoníaco, en aras de cubrir y negar las otras corporalidades, del que no cubre los estándares exigidos, del cuerpo grotesco, el de los viejos, el de los enfermos, el de los abandonados y malditos. A través de “técnicas corporales” se cumplen normas y expectativas que se le exigen a la apariencia física, para cubrir convencionalismos sociales y ser bien aceptado públicamente. Lo que pone en duda que se trate de elecciones individuales (Entwistle, 2002).
Sí, es obvio que está habiendo un traspaso de una manera de ver el cuerpo a otras varias y más diversas e igual de importantes. Sin embargo, eso no quita que el ideal siga estando y que lo hegemónico siga sosteniendo esa hegemonía. Incluso más en lo corporal.
Al normalizar lo que nos rodea estamos haciendo caso omiso a observar lo que se ha construido alrededor de nosotrxs.
Creo que aquí la gran pregunta en torno al biopoder sobre el cuerpo es :
¿qué hacemos con nuestros cuerpos y con nuestra autoexpresión ahora que nos hemos dado cuenta, en este diágnóstico del presente, que son reguladas y controladas por el biopoder?