(VI)
VI
Se explica que al alcanzar claridad
Te llenas también de un halo de oscuridad.
Yo no lo veo tan así,
Disfruto entregarme al frenesí
De ser consciente de existir
Y percibir que es posible construir
Comunidades regidas por compartir
Y elevadas a un grado de exigir
Que cada segundo que invade
Que cada instante no escape
Hacia un destino sin respuesta
Sino que se valide una gran muestra
De magnánima templanza
Oyendo voces de alabanza
Que resueltas en su propia danza
Se consoliden en una sola mezcolanza.
Nada bueno hemos sacado de separar
Y los ratos libres que tengo que dedico a juntar
Los trozos de existencia que nuestro cerebro
Trata de percibir y de a ratos celebro
Que mi voz interna es mucho más etérea
La concibo como una gran experta
En concebir diferentes y diversas estaciones
Como si fuesen parte de inacabables emociones.
Siento, luego pienso.
Ahora así existo.
De este modo provisto
De ínfimo consenso
Que cada vez que enlisto,
En los cuadernos existo.
Nunca debí ser tan denso,
Pero llegué a verme indefenso,
A percibirme como desprovisto
Y languidecía hipertenso,
Sumergido en un gran suspenso
Del cual fui tan propenso.
¡Perdón ciudad si no fui tan listo
de ver tu gran potencial que ahora desvisto,
y que todos los días insisto
que es atractivamente extenso.
Si ahora disfruto del tiempo
Si ahora salto por las calles
Si ahora se ha convertido en mi templo
Si ahora solo deseo que me avasalles
Que uses este ejemplo
De persona que contempla tus valles
Grises, soleados,
Dorados y anaranjados.
Gracias por tanto, perdón por tan poco.
Cada momento vivido lo provoco.
Y como si de relajarse se tratara,
Veo en el reflejo de la laguna mi cara.
Llego a presentir que mi ensimismamiento
No es más que constante y lozano movimiento.
Embarcado en un botecito de madera,
Mi destino en las profundidades me espera.
Salto hacia el acuático vacío,
Aterrizando lleno de luz, ya no sombrío.
Suspendido entre las dóciles caricias
De aquella masa que enjuaga
y que hace que me deslice en las delicias
de las cuales siento que se propaga
Y sollozo de la inmensa felicidad
Que caracteriza a mi entidad en esta ciudad.
Saqué mi cabeza para respirar
Y te vi venir, te iba a esperar.
Pero te retrasaste por el tráfico
De camino a aquel lugar mítico
De esta gran ciudad que nuestra
Ven y dame un leve muestra
De tu amor por mí,
Labios tuyos yo sentí.
Estaba empapado,
Tiritaba por la brisa.
Me regalaste una sonrisa,
Me traías un emparedado.
Nos sentamos, me comentabas
Que en camino hacia este lado
De esta ciudad cobriza,
Te diste con la casualidad
De tu otrora terquedad
A participar de este entorno anaranjado
Muchas veces muy nublado
Pero de sincera afectuosidad,
Álgida sinuosidad
Que cada vez que estabas parado
Sin saber si esperar pasmado
Una extrema veleidad.
Emprendimos el retorno a casa
Subiendo médanos que parecen hechos de gasa.
Nos resbalamos en la arena,
¡Vaya caída! Te golpeé, ¡qué pena!
¡Está todo bien! Dijiste
Desempolvaste tu superficie
Me tomaste de la mano y tu mirada pusiste
En el centro de mi corazón que ahora late.
La ciudad se encuentra a 101 metros sobre el nivel del mar.
Yo me encuentro a 4 pisos por escalera y quiero aprender a volar.
Subimos hasta nuestro hogar,
Sólo quería mi ropa húmeda dejar
Encima de la gran mesa de mi estudio
Y saltarte desnudo encima, sin ningún tipo de preludio.
Besábamos nuestros rostros, nos observo por afuera
De nuestros cuerpos y de aquella esfera
Gigante, azul y acuosa que es esta tierra,
Y se me escarapela el cuerpo como si saliera
Un material intangible, nos hace explorar
Cada sensación de calor como si fuera un sonar
Que mi metabolismo lo traduce y lo eleva al pulsar
Cada palabra de amor como una fábula que los dos sostenemos,
Cada acción de enamoramiento como un relato que cometemos
Sobre la nube gris y dorada que nuestros cuerpos han de provocar.
Hacía ya un año que no nos pasaba,
Nube gris ligera que formábamos
Como nuestro ecosistema propio de habitáculos
Para protegernos juntos funcionaba.
Una especie de construcción
Parte del máximo nivel de intuición
Que sobre nosotros se posó
Y el resto de nuestros días aquí evaporó.
Gracias por hacerme sentir de nuevo,
Gracias por la supervivencia en esta gris ciudad
Que por todo lo que la abrazo también la he de odiar.
Esto es especial, ya lo sé.
Esto es real, ¿No lo ves?
No, lo real no se ve, se siente.
Y es sentido si miente.
Eres parte de esta gran corriente
Que enmudece mi crítica,
Esa villana atípica.
Te besaré todos los días a partir de ahora,
Nos sobran millones de motivos para ver el sol
Que a mi sofá rosa decolora.
Cada molécula que añora
Seguir siendo parte de ti y de mí,
Elevémoslas al cielo anaranjado
De aquel día de primavera
En donde tu brazo me fuera
A hacer ciudad y naturaleza.